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Pequeño manual de autocorrección

Puntos suspensivos

Son tres (y nada más que tres)

Son tres (y nada más que tres)

Nunca viene mal aclararlo. Incluso, de todas maneras la pregunta que nos ocupa es ¿cuándo es conveniente emplear los puntos suspensivos?

Me interesa proponer que consideren este signo ortográfico como un recurso. Entonces, si es un recurso, deberíamos moderar su empleo. Por ejemplo, si leo algo como lo que sigue, me sube la presión a veinte (o quizás me duermo, depende):

❌ Mirá… Tenía algo que decirte… Quería… Quería que supieras que… yo… el otro día… estuve con Mabel…

En cambio, si lo leo como sigue, pienso: Ay, qué intriga. ¿Cómo seguirá la historia?

✔️ Mirá, tenía algo que decirte. Quería —vaciló— que supieras que yo, el otro día… estuve con Mabel.

¿Qué pasa con Mabel? No sabemos, porque el suspenso viene con el contexto. Pero si necesitamos poner mil puntos suspensivos para crearlo es porque hicimos todo mal. Así que borre, borre, borre. Y vuelva a comenzar.

O me escribe por Whatsapp 😉

Leer más: Respire pero no coma

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