Le amo, le odio, dale más
Esta mañana la profe de gimnasia dio un ejercicio de lumbares de esos que parecen fáciles pero no lo son. Cuando terminé la serie, como buena reina del drama, grité «Le odio, a este ejercicio le odio». Lo dije mal a propósito, para que sonara más simpático, pero en ese momento me di cuenta de que faltaba un posteo sobre leísmo en esta cuenta.
¿De qué se trata? Del uso impropio de le(s) como complemento directo (CD) en lugar de lo/la (y sus plurales). En el ejemplo del ejercicio para lumbares, debí decir: «lo odio». Yo odio este ejercicio. Lo es el pronombre que reemplaza al CD (este ejercicio).
Entonces, ¿cuándo está bien emplear le? Cuando lo que se reemplaza es el complemento indirecto (CI).
Yo le dije que odio el ejercicio (le dije que lo odio).
Ahí reemplaza a «a mi profesora», complemento indirecto del verbo decir (alguien dice algo a alguien: sujeto-verbo-CD-CI).
Hay excepciones, incluso hay zonas leístas en distintos países hispanoparlantes, pero en general se emplea como expliqué más arriba.
Una aclaración: no trato en esta publicación el uso de en lenguaje inclusivo, tema del que todavía no hablé en este blog porque no me siento preparada. Voy leyendo lo que encuentro al respecto, ya veremos si algún día escribo algo.
Otra aclaración: como siempre, estas recomendaciones tan RAE están orientadas a la escritura de textos académicos y demás textos «serios». En la clase de gimnasia no pasa nada si digo que le odio al ejercicio porque me deja moridah. En la oralidad, está todo bien.
En esta publicación te hablé sobre leísmo, su definición y forma de evitarlo. Ahora te invito a leer las publicaciones sobre dequeísmo y neologismos.